Hasta ahora podemos aseverar sin temor que la campaña presidencial y parlamentaria ha sido pobre; no en inversión de recursos materiales, pues ha habido muchos, sino en ideas y sensibilidad políticas. Podemos lamentar que volvemos a las premisas de los viejos teóricos del siglo XIX cuando decían, vivimos en un mundo en que la pasión carece de ideas y las ideas carecen de pasión.-
Las más “inteligentes” aseveraciones teóricas se circunscriben a discusiones para resolver si a un candidato le da o no le da “el ancho”; a si el gran creador de empresas lo hizo para darle trabajo a 50 mil trabajadores o para acumular una fortuna de más de l.200 millones de dólares; o si hay que redoblarles el castigo a los delincuentes...que si la mano es dura..o es ancha....que si los de derecha han blanqueado su imagen de vinculación con la dictadura y otra teorizaciones tan doctas e inteligentes como esas.
Recién el sábado pasado la Dra. Michel Bachelet tuvo la respetable idea de reunir a personeros del arte y la cultura para darles a conocer algunos de sus proyectos en el plano pertinente.
Recién y felizmente, alguien nos recordó que cualquier orientación política seria, debe estar basada en una acción cultural capaz de sustentarla.
Yo me atrevo a hablar de Cultura, circunscribiendo el concepto al espacio donde se ejecutan y atesoran las acciones y actividades artísticas; aún cuando entiendo que la Cultura es un espacio de magnitud muy superior, donde se atesora toda la vida y pensamiento de la sociedad.
Dentro de la delicada y compleja historia de inventar la verdad, magistral definición de la actividad artística, podemos colegir sin temor a error que el arte y la cultura vigorizan la existencia. La tornan activa y ennoblecen, con ello, la condición humana. Creo que sólo a través de esta dimensión es posible entender la modernidad y el desarrollo.
La Dra. Bachelet recordó una diferenciación interesante: La política cultural de un Gobierno que ella encabece, no será simplemente una política de Gobierno, será más bien una política de Estado que no es lo mismo en términos de permanencia, pluralismo y diversidad.
El rol del Estado es fundamental en la creación de estímulos y condiciones para la cultura. Independientemente de las formas orgánicas que adopte al respecto y, claro, con la rigurosa noción de que los recursos deben asignarse para potenciar la acción de la comunidad artístico-cultural y no para reducir esta acción a lo que sólo haga o quiera el Estado, a través del Gobierno de turno.-
Condiciones que habiliten a los artistas para que ocupen la mayor parte de su tiempo en el proceso creativo y que a través del pleno empleo de su imaginario y autenticidad, nos estimulen a todos para alcanzar las estrellas.
Condiciones para que el arte y la cultura, ensanchen nuestra percepción y nos permitan entender el mundo en que vivimos después de los estremecedores sucesos políticos y sociales de fin de siglo y nos rescaten del frívolo manierismo de tener que quemar lo que hemos adorado con la misma puerilidad con que ahora adoramos lo que antes quemamos.
Condiciones para que la cultura, la modernidad y el desarrollo, nos permitan ser lo que realmente somos y nos liberen de la vergonzosa sumisión que ahora tenemos frente al poder plutocrático y comercial.
En un sentido riguroso la cultura comprende todo lo que ocurre en la sociedad. Pero en un plano más específico - que es desde donde yo puedo repetir algunas ideas - la cultura se refiere al desarrollo intelectual y artístico; a las realizaciones del espíritu humano que, en último término, remiten a una reflexión en torno al hombre.
Un estado de ánimo. La convicción profunda de que la Cultura es la vida misma.
La indiferencia frente a los problemas del arte y la cultura, transforma a los pueblos. Se pierde el control sobre la propia imaginación y con ello la percepción y elaboración profunda de la identidad.
El Arte y la Cultura traducen la necesidad de explicarse la vida. La necesidad de dignificarla. De sentir que uno se convierte en lo que realmente es y, por último, al final, que uno ha sido algo más que un soplo; algo más que un estremecimiento breve.
Creo que este es el ancho que hay que dimensionar; la mano dura que hay que regular; los empleos que hay que crear...
Incorporemos las cosas que no están, a la campaña presidencial; en estas épocas en que algunos pelmazos hablan con admiración de las inteligencias múltiples, hablemos de la vivienda, hablemos de los derechos humanos.
Intentemos superar los lugares comunes; intentemos dejar de presumir en términos de que cualquier nobleza de proyecto o concepción, resulta nada más que un acto que “......hincha las pelotas con las utopías y los sueños perdidos....”
Hablemos claro: tenemos que comer; debemos mejorar los sueldos y las pensiones; debemos controlar el negociado de las Isapres y de otras zoologías, evitar la cesantía y crear puestos de trabajo con remuneraciones decorosas.
Pero también tenemos que pensar; tenemos que sentir; tenemos que ser algo más que un soplo; algo más que un estremecimiento breve.
Nissim Sharim