Pasó como en el cine. Sólo que uno no sabía si era protagonista, miembro del equipo creativo o simplemente un espectador muy involucrado.
Pasó como un segundo triunfo del “No”. Se produjo un clima que aún susbsiste como cuando ganó el no y se puso fin al poder político formal de la dictadura.-
Se creó un clima de gran emocionalidad
Las imágenes se mantienen:
Se está produciendo la transmisión del mando. El aplauso del Presidente que se va, es atronador. El aplauso de la Presidenta que llega, también.-
Recibo el llamado de una de mis hijas: “Qué emocionante , me dice. Uno no sabe si se le caen lágrimas por el Presidente Lagos que se va o por la Presidenta Bachelet que llega.
Y es verdad. Es inédito. Sentir el fin del mandato del Presidente Lagos como una pérdida, como un elemento dramático negativo y al mismo tiempo tener fundadas expectativas en la Presidenta Bachelet, es un hecho extraño, infrecuente en la historia política de nuestro país.
Es la inteligencia del corazón
Es casi como cuando ganó el “No”.-
No resulta fácil conceptualizar la antedicha emocionalidad. Pero es la sensación prevalente. La sensación de triunfo profundo.
Durante mucho tiempo el triunfo sobre la dictadura lo sentimos como sustancia de lejanía. Incluso hubimos muchos reprochados por no abandonar recuerdos y banderas de lucha del pasado. Por habernos “quedado pegados en el pasado”. Por pretender lo imposible. Por no haber aceptado el corte y distancia entre pasado, presente y futuro; como si el “idiota sin pasado” tuviera alguna oportunidad de gozar el presente y visualizar creativamente su futuro. Como si la memoria de lo ocurrido en el pasado dificultara la construcción del futuro. Como si el idiota sin memoria fuera capaz de tener un presente real y pudiera inventar un futuro digno, desprovisto de engaños y falsedades.
Es cierto que la nostalgia puede transformarse en “las arrugas de la Sensibilidad”. Pero también en el homenaje a la memoria.
¿Por qué tenerle miedo a la nostalgia por las viejas pasiones? ¿Es que las viejas pasiones pueden impedirnos reconocer las nuevas?
Yo creo que es al revés. Reconocer las viejas pasiones es una forma de robustecer la identidad. Y nada mejor que una identidad definida para descubrir las nuevas pasiones.
Y cuando algunos documentos le traen a uno recuerdos de vida a través de biografías como las de Ricardo Lagos, primero y, últimamente instantes relevantes de la vida de nuestra actual Presidenta, uno siente que a lo mejor vale la pena seguir creyendo en la posibilidad de inventar un futuro que se aleje del esceptisismo fácil del tango Cambalache.-
Y entonces...como en el cine o en el teatro. No estás seguro si eres tú el que está trabajando; si eres protagonista, miembro del equipo creativo, o simplemente un espectador muy involucrado. O quizá que estás volviendo a vivir lo que la memoria del otro rescata también para ti y los ojos que se humedecen, más que tristeza, reflejan el alborozo de estar vivo.....
Nissim Sharim