Transite por las zonas oscuras de la existencia, reúna los silencios
necesarios, penetre la superficie de las cosas, convoque a hombres y mujeres, invénteles la verdad, hábleles despacio y con cariño, convierta el misterio en coloquio y luego transforme el coloquio en algo que seduzca, encante o conmueva.

Así estará haciendo arte. Se moverá en el plano de la cultura.
Siempre recuerdo el ejemplo que describe Ernesto Sábato:
“ Se han hecho unos experimentos. Se hace dormir a un sujeto. Cuando empieza soñar, se lo despierta. Luego se lo hace dormir de nuevo y otra vez se lo despierta cuando empiezan los sueños. Dicen que así se ha puesto al sujeto al borde de la locura. Todo lo cual estaría demostrando que el sueño sirve para no volverse loco en la vida cotidiana. Yo pienso que con el arte pasa lo mismo; que el arte es para la comunidad lo que el sueño para el individuo. Tal vez sirva para salvar a la comunidad de la locura.”

Estas reflexiones se me reiteran cuando pienso en el contacto que debe tener la T.V. con el pensamiento y la actividad cultural y artística Yo creo que es necesario admitir la eventual validez de muchas verdades. Pero también creo que es preciso vivir con una adhesión apasionada y profunda a un punto de vista. Pienso que la TV. no sólo puede comunicar el sueño de los artistas sino que , en sí misma, debe constituirse en una posibilidad de sueño...del sueño de Sábato. No sólo difundir la acción cultural y artística, sino que contribuir a su creación.-

Nuestra Televisión actual es sólo un acto de comercio. Y lo que es realmente irritante es que esa empresa comercial y sus características más relevantes son defendidas con dientes y muelas no sólo por empresarios y comerciantes tradicionales, sino por gente que hasta hace muy poco formulaba votos por la cultura y rechazaba al mercado como árbitro supremo de la estética nacional.-

Los disfraces y máscaras se convierten en argumentos. Y no se trepida, en algunos casos, en ensayar retóricas “cultas” emparentadas con la sociología para justificar lo injustificable.

Hace pocos años leí en una publicación, una hipótesis de un intelectual respetable que sostenía que el gasto invertido por el Gobierno en la década de los 40, para crear los Teatros Universitarios, el Ballet Nacional y la orquesta sinfónica, había sido un error político, puesto que la mayoría de la población chilena no tenía hábitos de consumo cultural y que aquella minoría que los tenía, podían financiarlos privadamente.(¡!)

Estoy cansado de escuchar las dificultades que se suponen emanarían del público receptor para realizar genuinos trabajos artísticos tanto en el teatro, como en el cine y especialmente en la televisión ...

.“No es lo que la gente quiere.....” Dicen que el público es el gran árbitro de calidad de los programas, pues puede y..." tiene derecho a elegir lo que quiere ver..." O sea el público tiene la culpa de la mala calidad de los programas nacionales.

En el mercado no está decidiendo el público. Está decidiendo el que tiene la plata y el programador que le rinde tributo, a él y al people meeter. El concepto de lo comercial se identifica con lo que el público desea, cuando en verdad debería identificarse con lo que el publicista y el producto comercial necesitan o creen necesitar.-

El caso de T.V.N. es el más expresivo e irritante. Yo recuerdo el momento, en que a fines del año 89, se anunciaba a través del propio Canal, que T.V.N. pasaba a depender del nuevo Gobierno Democrático. Un grupo de artistas e intelectuales estábamos en una sala especialmente habilitada en el Centro de Extensión de la Universidad Católica; ¡el alarido emocional que proferimos todos, en reacción instantánea, se escuchó hasta Talagante!

¡Diez años después, esa emocionalidad tremenda, esperanzada, auténtica, ha ido a parar a la papelera de reciclaje del computador de alguno de los dirigentes de la TV! Para los ejecutivos de los Canales, incluídos particularmente los de TVN, lo más importante parece ser la cantidad de personas cuyo interés logre concitar un programa, independientemente de su calidad artística o comunicacional.-

Los instrumentos de medición y análisis sólo dicen relación con el aspecto cuantitativo del problema. ¡El people meeter, tribunal supremo! No existen instrumentos de medición cualitativa, ajenos a la evaluación humana, la que, por alguna misteriosa razón, cuenta muy poco a la hora de las decisiones.-

Quizá porque el único intento al respecto han sido los Focus Groups cuya idoneidad es más que discutible; pues los obligan a discernir en torno a materias que les son ajenas. Me decía un amigo escritor que a estos Focus Groups les das a elegir entre la Revista Condorito bien empastada y el Quijote de la Mancha y eligen, claro, el Condorito.

O como el amigo comunista que un día retó a Neruda porque un grupo de pobladores analfabetos dijo que no entendían su poesía.

“....Es que no saben leer”... se defendió el poeta...
Parece existir consenso para admitir la mala calidad de los programas nacionales de T.V. Es cierto que hay un problema de formación que no parte y termina , necesariamente, en quienes programan la televisión; pero sin desconocer que el proceso de formación debe generalizarse a través de todos los niveles nacionales, hay que admitir que los programadores de la T.V. forman parte esencial de este mecanismo educativo.

Por eso resulta penoso que en nuestro principal medio de comunicación que es la T. V. se siga insistiendo en la majadería de que no se pueden hacer buenos programas porque el público prefiere los malos.- ¡La gente quiere lo que durante tantos años le han enseñado a querer!

Ni siquiera me atrevo a cuestionar, por ejemplo, la elaboración y difusión de las telenovelas nacionales. Aceptemos su necesidad social. Lo que no se puede aceptar, ni siquiera en teoría, es que la telenovela sea la exclusiva expresión dramática que difunde la T.V.

Estamos creando el reflejo condicionado. Estamos enseñando al público que esa es la reproducción de sentimientos auténticos, estamos condicionándolos para que frente a otras manifestaciones artísticas como, por ejemplo, el teatro, “quieran” o exijan algo parecido a lo que vieron en la Tele.

Y eso es un engaño artístico y social. Eso es hacerle trampas a la vida. No queremos sugerir la supresión de estas banalidades televisivas. Pero lo que no puede esperar es la coexistencia de alternativas para que el público, seriamente, pueda elegir de verdad. .

Si se pretende crear alternativas culturales y artísticas tanto o más entretenidas
que los culebrones, será necesario que algunos personeros del actual Gobierno acepten que el Estado no puede dejar de asumir la responsabilidad cultural que le corresponde.

¡La mejor política de comunicaciones es no tener ninguna!
¡Esta equivocada premisa ha mantenido en la indefensión ideológica a los Gobiernos democráticos durante los últimos diez años!
El contenido de esta premisa no es simplemente un error técnico. Es un error político. Deviene de la prohibición política de los tiempos de la dictadura. Cuando se prohibe la política lo que se está negando es la ideología. Y cuando se niegan las ideas, se carece de un punto de vista para enfrentar cualquier situación social. Y cuando no hay punto de vista, raramente, hay interés y menos, pasión.-

El fenómeno se da con fuerza en el arte. Hagamos la prueba. Quien haya leído a Shakespeare, por ejemplo, deberá admitir la diferencia que existe cuando uno lo lee con y sin punto de vista. Macbeth puede ser muy aburrido si uno se remite a seguir la peripecia en una percepción meramente descriptiva. Pero si uno lo lee, por ejemplo, haciendo la conexión con el problema del poder, o con el problema de la responsabilidad por el crimen, podremos interpretar lo que Lady Macbeth connota cuando tiñe sus manos con el color de la sangre que tienen las manos de Macbeth......". mis manos son de tu mismo color, pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco.."

El novelista español Javier Marías, sin ir más lejos, ha escrito una estupenda novela bajo ese título, "Corazón tan blanco"; en la cual la idea central parece ser que la culpa nace del mero conocimiento del hecho atroz.

Tal vez por eso, en nuestro paisito, muchos han preferido cultivar la cultura de la ignorancia o, luego, la del olvido, como una espontánea modalidad de eludir responsabilidades.

Quizá por eso en este paisito - aun recuperadas cuotas significativas de democracia - importantes núcleos sociales prefieren separar las grandes ideas o principios, de la vida práctica, del coloquio diario.

Por eso, quizá, las últimas elecciones escamotearon la identidad social y política de uno de los candidatos principales.

Por eso se pregona que la pavimentación de las calles, el desempleo, la seguridad ciudadana, el problema de la droga, o las normas que regulan la construcción de edificios y casas, nada tienen que ver con los principios o ideales que sirvieron de fundamentosalagénesisdelasgrandescolectividadespolíticas. Alomejoresporesoque la comunicación e información de nuestra avanzada tecnología, prefiere el bullicio y el ingenio de peso cuarenta, al rigor y reflexión articulada sobre la dignidad y la existencia.

Quizá por eso se postula que el Estado no debe tener política de comunicación. Así se acumulan menos culpas.

En el caso específico de la Televisión, la responsabilidad cultural del Estado que es la síntesis política de la sociedad civil, debe tener una expresión elemental, a saber:

a) El financiamiento - por lo menos el inicial - de algunas iniciativas y programas;

b) La invención de sistemas idóneos de control de calidad para calificar aquellas iniciativas que apoye.

c) El control del canal de TVN y unos personeros que internalicen algunas de estas concepciones básicas y que sepan implementarlas con rigor.

Durante 17 años los artistas democráticos intentamos crear redes de comunicación alternativa que aportaran a la lucha por recuperar espacios de libertad en una nación ahogada por el riguroso despotismo de la dictadura. De una dictadura que sí tenía una política de comunicaciones que consistía básicamente en impedir la libre expresión del pueblo.

Hoy creemos fundamental crear redes, mecanismos e instancias, para recuperar los espacios de dignidad que ya se perdieron en tiempos de la dictadura y cuya pérdida hoy se agudiza en una sociedad de mercado donde la verdad se confunde con la utilidad, el desarrollo con la acumulación, el tiempo con el dinero y la felicidad con el consumo.

Hay que reservar momentos importantes de la vida para la inteligencia, para la conciencia y para la sensibilidad...

¡La T.V. puede ayudar!
..transitar por las zonas oscuras de la existencia..... ¡La T.V.puede ayudar !
...penetrar la superficie de las cosas...
¡La T.V. puede ayudar...!

...convocar hombres y mujeres, hablarles despacito, inventarles la verdad, transformar el misterio en coloquio que seduzca, encante o conmueva....

¡La T.V. puede ayudar! Conciliar el sueño de Sábato.. ¡La T.V.debe ayudar!

Nissim Sharim