La vida no es otra cosa que muerte que se anda luciendo.

La frase y la idea, por supuesto, es de una milonga citada o escrita por Borges.

Hasta hace muy poco yo no sabía que Borges escribió milongas, pero el asombro no fué mucho pues con el notable escritor argentino nada resulta demasiado extraño.-

La precisión de la idea y la connotación de sarcasmo que adquiere en nuestros días hace que reflexionemos y aceptemos que no sólo hay en ella una expresión de ironía, sino que también la pretensión de una cierta altura que se puede alcanzar al examinar nombres y vidas ilustres que efectivamente le han permitido a la muerte la jactancia que descubre Borges o el autor de la milonga.

No cabe duda que la muerte anduvo luciéndose, con fundamento, a través de la vida de genios como Einstein, Freud Shakeapeare, Marx, Cervantes, Sartre, Tolstoi y otras grandes figuras de la humanidad.

Los pasos gigantescos de avances científicos, la Teoría de la relatividad, la Re-definición de la gravedad, el Psicoanálisis; el Amor de Romeo y Julieta; la Búsqueda de justicia y equidad de Hamlet, la Alienación, El Capital y el aporte social y político de Marx, El Quijote de la Mancha; Los Caminos de la libertad; La Guerra y la Paz y tanto producto del sueño y del intelecto de éstas y otras grandes figuras, le han permitido a la muerte un lucimiento lleno de fantasías e ilusiones.-

Sin embargo la connotación sarcástica de la milonga se expresa con tanta o mayor fuerza que la interpretación positiva cuando recordamos a Hitler, El Holocausto; la Bomba Atómica, los trágicos enfrentamientos en el Medio Oriente; Stalin y la desnaturalización de las ideas en nombre de las cuales se cometieron sus crímenes; Bush, con su invasión a Irak, su megalomanía y su desprecio por los derechos humanos.-

No olvidemos la contribución de aquel General de Franco que le quitó la máscara sin mayores ambages a la muerte. Creo que era el Gral. Mola que en plena Guerra Civil Española entraba a ocupar frentes de lucha con espada en mano al grito de ¡Viva La Muerte! Esa ya no era muerte disfrazada de vida; era genuinamente la muerte sin maquillaje alguno.-

Y si nos ubicamos en la actualidad de nuestro querido paisito ¿podemos aceptar como un disfraz positivo de la muerte el que utilizan aquellos descarados que se atreven ahora después de tanto muertos y tantas heridas que no se cierran, a insultar y a querellarse en contra del secretario Gral. de Gobierno, Osvaldo Puccio, porque éste habría censurado la educación militar alejada del honor militar?

¿Habrá que volver a fs.1?

¿Habrá que volver a contar lo muertos? (Que es lo que no quería hacer Eduardo. Foxley).

¿Habrá que volver a contar los torturados, los humillados, los vejados hasta la locura?

¿Habrá que volver a contar a los degollados?

¿Habrá que recordar los trágicos crímenes internacionales que incluso afectaron no sólo a los civiles sino que también a los militares?

¿Los ejecutantes de esas atrocidades fueron educados al tenor del honor militar?

¡Cómo se atreve ese miserable de apellido Núñez a calificar de gordo mórbido a un personaje que podría enseñarle las virtudes no sólo del honor militar sino las virtudes de la sensibilidad y del pensamiento. Un ser humano que forma parte de los elementos que podría utilizar la muerte para enorgullecerse de la vida!

La vida no es más que muerte que se anda luciendo.

Pues no siempre se luce y cuando no se luce se desenmascara y recupera el carácter de negación que le adjudica la tradición y con el cual, muchos concordamos y lamentamos.-

Para información bibliográfica, el resto de la milonga:

La muerte es vida vivida,
La vida es muerte que viene,
La vida no es otra cosa que muerte que se anda luciendo.

Nissim Sharim