Hubo un tiempo en que transgredir era sinónimo de desobediencia revolucionaria. Que la forma de desnudar lo que no tenía valor o que tenía un valor muy discutible, era transgredir o burlar el cultivo de su práctica.- A veces se expresaba en actitudes de detalle en el coloquio; en tiempos de la primera República, por ejemplo, no usar corbata era una forma de desmitificar la falsa elegancia y el mal gusto de muchos sectores de la sociedad.

Pero la transgresión verdaderamente significativa estaba ( y creo que aún lo está) en la acción pública. Por ejemplo, la primera vez que en el Parlamento, Recabarren no “juró por Dios”, sino que dijo “prometo”. Ahí no se trataba de “hepatar” al burgués ni de “hepatar” a nadie. Se trataba de un problema de principios y de convicciones profundas en orden a que la expresión retórica de los principios tenía o podían tener un efecto modélico.

Los estudiantes que se tomaron la calle en los años de González Videla protestando por el alza de las micros y tuvieron al país al borde de un cambio socialmente interesante, transgredieron las normas de la sumisión al poder a riesgo muchas veces de sus propias vidas; lo mismo ocurría el 2 de Abril famoso de 1952; o en Paris en Mayo de 1968. La transgresión no era sólo un juego, era una necesidad y sólo cuando tiene ese carácter, la transgresión suele adquirir una connotación progresiva.- La transgresión a la moralina y beatería de la época que a comienzos del siglo pasado consideraba inmoral la práctica de algunas actividades artísticas, el teatro, el ballet, etc. adquirió características de enorme progreso, puesto que la necesaria desobediencia de muchos pioneros hizo posible el desarrollo nada desdeñable de nuestra actual actividad artística.- Pero las transgresiones de peso cuarenta que en la actualidad cultivan algunos con ganas de hacerse famosos y recurren por ejemplo al lenguaje soez, no modelan ninguna progresión; al contrario, retroceden, porque limitan su lenguaje y con ello, el pensamiento. Es decir nos instalan en la vulgaridad; en el espacio donde tiene lugar la humillante sumisión del alma al reino del más abajo.

Las transgresiones que se pretenden en el plano sexual, con escasas excepciones, tampoco tienen la gracia del avance, pues suelen destruir el encanto de lo personalísimo, de lo íntimo, de lo que da magia a las relaciones humanas y transforma, aunque con brevedad, nuestra vida en luces que transitan desde el corazón a las estrellas.

Una vez mi hija Dariela me explicó el concepto de locus de control como lo relativo a los estímulos que condicionan el desarrollo de la sociedad y ya en aquel tiempo se podía comprobar la adhesión en la práctica de muchos que creían que su acción y conducta nada tenía que ver con el desarrollo de la vida, pues “lo que será, será”: Todos estos estímulos eran externos y ajenos a nuestra subjetividad.

Es la filosofía que subyace, con o sin conciencia de ello, en la conducta y empeño de los transgresores de menor cuantía: De los que se presentan en la tele y gritan obscenidades y le sacan la madre a cualquiera y hacen gárgaros con la libertad y la democracia que les permite el desborde, sin recordar quien, como y donde lograron restablecerla. Yo elijo mi postura; mi opción sexual; la valoración de las conductas delictuales, la clonación, los estragos de la tecnología etc., son transgresiones sin valor cuando se trata de ubicar estos fenómenos como sustitutos de problemas irresueltos e ideales que se quieren ignorar. La vida es un don y aunque nosotros no controlemos los estímulos que condicionan la realidad, ellos tienen que ver con nosotros. Tenemos que transgredir todo lo que limita la plenitud y belleza de la existencia; de otro modo la vida dejará de ser un don y se convertirá sólo en un problema.- Mientras se crea que el desparpajo debe reemplazar la auténtica acción desalienadora; que la elección de la postura sexual puede evitar la separación del hombre con el producto y creatividad de su trabajo; que la adoración a la coprolalia y la desvergüenza pueden devolverle al hombre la dignidad de sus capacidades y talentos; que la tecnología ha sustituído la contradicción entre socialismo y capitalismo, estaremos convirtiendo las transgresiones en simples tonterías retardatarias o como decía Descartes en objetos, cosas y enunciados que no son dignos de meditación.-

La consideración seria de la problemática de género, por ejemplo y la transgresión a las normas impuestas hasta hace poco y que todavía cultivan algunos pelmazos con tribuna televisiva, de que las mujeres son inferiores; y que por biología, no pueden ser Presidentes de la República porque “no dan el ancho” o no tienen visión de futuro, la transgresión a esa tontería con fuerza de hábito histórico, nos permite estar en vísperas de una apasionante experiencia política, cuando recién venimos saliendo de otra cuyas dimensiones reconocemos tirios y troyanos.-

Nissim Sharim Paz.-